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Diannet Blanco, esposa de Gabriel Banco, preso político “Dejar el activismo sería quebrar nuestra identidad”

El recuerdo de las vejaciones y tratos crueles sufridos a lo largo de 1 año y 12 días de detención en la sede del Sebin de El Helicoide por prestar auxilio a los manifestantes de las protestas de 2017 reaparece de manera lacerante en Diannet Blanco tras el encarcelamiento de su esposo Gabriel Blanco por su labor como sindicalista. Han transcurrido 10 meses de aquella madrugada en que fue detenido horas después de llegar a su casa en la parroquia Coche, en Caracas, en una acción que fue denunciada a través de las redes sociales en el momento en que ocurrían los hechos por la ONG Provea y aun así no se logró impedir su aprehensión.

Inicialmente fue abordado en la entrada del edificio por dos funcionarios vestidos de civil que se identificaron como funcionarios de la Dgcim que insistían en llevárselo “para una entrevista”, en ese momento vecinos alertaron a Diannet de lo que ocurría. Luego, al ver que no fue fácil lograr la detención ante la masiva presencia de vecinos y de defensores de derechos humanos se presentó un gran despliegue de funcionarios vestidos de negro, algunos encapuchados, otros con armas largas para reforzar el procedimiento. Finalmente, casi 7 horas después, el 7 de julio de 2022, Gabriel Blanco fue detenido.

En esa misma operación, aunque en lugares y momentos diferentes, también fueron privados ilegítimamente de su libertad seis miembros del partido Bandera Roja –del cual Gabriel dejó de formar parte hace 8 años–. Cinco de ellos permanecen en la sede de la Policía Nacional Bolivariana de La Yaguara y uno en la PNB de Boleíta. Son señalados de conspiración y asociación para delinquir. Aunque el perfil de estos detenidos en cierta manera los “protege” de ser víctimas de torturas físicas hay otras formas de tratos crueles, inhumanos y degradantes que forman parte del día a día de estos hombres.

“Las torturas blandas están presentes, estar encarcelado injustamente, sin acceso a la luz del sol, no estar con la familia, no estar trabajando, todo eso significa un daño psicológico y emocional a la persona… Una de las cosas que ha favorecido esta situación judicial con mi esposo es que como yo ya estuve detenida una vez por motivos políticos siempre voy un paso adelante en cómo abordar las instancias, cómo hacer las denuncias, cómo hacer los reclamos y eso ha permitido hacer visible el caso, más aún por tratarse de un actor humanitario y líder sindical. Incluso, la ONU fue a visitarlo y les hizo a todos ellos varias entrevistas, también la relatoría de detenciones arbitrarias y la Organización Internacional del Trabajo los tiene presentes constantemente”.

Gabriel Blanco no tiene acceso a la luz del día, lo que aunado al hacinamiento le produce intensos dolores de cabeza, gripes y tos contantemente.

Diannet considera una ironía que hayan detenido a su esposo justamente cuando estaba abocado completamente a la labor humanitaria en el que trabajaba para y por toda la sociedad, con solo pensar en ello sus ojos se llenan de lágrimas. “Todos los defensores y activistas de derechos humanos nos vemos en asedio y hostigamiento porque lamentablemente la labor de defender derechos humanos y derechos laborales se criminaliza en Venezuela”.

Gabriel Blanco trabajaba en la Asamblea Nacional, de donde fue despedido tras las últimas elecciones parlamentarias sin respetar su fuero sindical, de allí se dedicó a la labor humanitaria, alejado del partidismo político que ejerció anteriormente ya que la organización para la cual trabajaba no le permitía ese tipo de activismo. Era gestor de casos para una organización que se encarga de atender a mujeres sobrevivientes de violencia basada en género. Coordinaba ayuda humanitaria y brindaba talleres de prevención y formación para víctimas de violencia de género. También trabajaba como consejero de protección de los derechos de niños, niñas y adolescentes en Petare.

“Pensamos que esto puede ser una retaliación por su activismo sindical de muchos años, es lo único que se nos ocurre… Con su detención injusta me ha tocado revivir toda mi experiencia estando presa en el Sebin, toda esa angustia, tensión, estrés, incertidumbre… y eso ha causado un impacto en mí tanto en mi salud física como emocional, no duermo bien, me enfermé de la tiroides, sufro migrañas, ataques de pánico, depresión, vivo con intranquilidad pensando en si vendrán por mí… Aunque no he sido acosada ni hostigada durante la primera semana de la detención de Gabriel tuve que irme de la casa y refugiarme en otro sitio, y ahora cada vez que ejerzo reclamos a las afueras de la Fiscalía o la Defensoría del Pueblo para denunciar el caso he sido asediada por funcionarios y colectivos que buscan amedrentarme para que no exija ni visibilice la situación de mi esposo”.

En los días de las protestas de 2017 Diannet se sumó a la brigada de la Cruz Verde para brindar auxilio a los manifestantes heridos o afectados por la represión. Eso la llevó a prisión. “En una rueda de prensa un vocero del gobierno me acusó de formar parte de una brigada terrorista que daba apoyo logístico a las guarimbas. Estuve detenida en una celda de 50 x 50 con 26 mujeres, sin ventilación ni iluminación, teniendo que hacer las necesidades fisiológicas en bolsas plásticas, no tenía acceso al agua potable y por muchos días no me permitieron ver a mi familia. Un año y 12 días después me dieron libertad condicional en un acto de Miraflores, me cambiaron la celda del Sebin por otra más grande, pues estuve sometida a régimen de presentación en tribunales cada 15 días hasta la audiencia preliminar que se dio 3 años y 6 meses después de mi detención y en la que me otorgaron libertad plena”.

Hace poco la mamá de Gabriel Blanco enfermó y tuvo que ser hospitalizada, ella en gran parte depende de él económicamente y se vio sin recursos para afrontar esa contingencia. “En la familia también ha causado angustia, incertidumbre, alteraciones en el estado emocional y psicológico la detención de Gabriel porque estar pensando en qué condiciones está un familiar y la persona que uno quiere que fue detenida injustamente eso tiene un efecto detonante”.

Diannet y Gabriel se conocieron en la universidad, ella estudiaba Educación y él Trabajo Social. Dedicar sus vidas a servir a otros fue uno de los puntos en común que los unió como pareja, siempre han estado involucrados a temas sociales, de ayuda a las comunidades. Tras su liberación, ella se sintió atraída por los temas de derechos humanos y desde entonces se ha dedicado a la labor de defensa y protección a través de diversas actividades y proyectos

“Lo peor que le puede pasar a una persona encarcelada es el olvido, por eso hago todo lo que esté a mi alcance y recurro a todas las vías posibles para que la detención injusta de Gabriel sea visible, con constantes denuncias. Pero nunca, ni en estas circunstancias que ambos hemos tenido que afrontar, nos hemos planteado dejar el activismo porque eso sería quebrar nuestra identidad”.

¿Cómo pasó del periodismo en medios de comunicación a trabajar en el tema de las ONG de derechos humanos? 

Yo llegué al mundo de los derechos humanos justamente en medio de una cobertura periodística cuando ocurrió el caso de Linda Loaiza López. Yo trabajaba en un medio de comunicación, estaba haciendo mis pasantías en una emisora de radio conocida que ya no existe y fui a hacer la cobertura del rescate en Los Palos Grandes. Desde ese momento me acerqué a su caso, lo investigué, le hice seguimiento y decidí vincular el periodismo con los derechos humanos. Comencé a trabajar en ONG en la parte de comunicaciones, me capacité y desde allí mi carrera profesional en materia de posgrado y de maestría ha estado vinculada a la investigación y a la comunicación en derechos humanos. Entonces, desde allí estoy comprometida con el tema, no solamente como periodista, sino también como mujer, como persona y como venezolana.  

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