Desde 2013, tras el asesinato de su hijo a manos de funcionarios del Cicpc, Aracelis Sánchez, fundadora de Orfavideh, se ha dedicado sin descanso a buscar justicia, pero además transformó su dolor en un desafío mayor al proponerse ubicar a familiares de víctimas de ejecuciones extrajudiciales para ayudarlas en el proceso judicial a fin de evitar la impunidad. Recientemente, ha sufrido acosos e intimidaciones por la labor que realiza
Voces de los expertos: entrevista a Aracelis Sánchez, fundadora de Orfavideh
En las últimas semanas ha denunciado que es víctima de acosos y hostigamiento en su casa por parte de organismos de seguridad. ¿Qué argumentan los funcionarios, a qué le atribuye esta situación?
Bueno, el trabajo que he estado haciendo en Orfavideh es acompañar a las víctimas a la Fiscalía, a la Defensoría del Pueblo y a los tribunales. Y eso no es un delito ¿verdad? Defender los derechos humanos no es delito y mucho menos denunciar los atropellos. Es lo que he estado haciendo porque se trata de la muerte de nuestros hijos a manos de funcionarios.
A veces, cuando acompaño a alguna madre, hija o esposa de una víctima y vamos al Palacio de Justicia, nos abordan los periodistas y hacemos manifiestos o damos declaraciones. Pienso que tal vez por ahí pudiera venir este acoso. Por mi trabajo, para que deje de hacer lo que estoy haciendo, porque estamos luchando contra ejecuciones extrajudiciales, denunciando a funcionarios del Estado y llevando a las víctimas a que denuncien para que no haya impunidad.
Estoy decidida a seguir adelante con mi labor, a pesar de los acosos e intimidaciones que he sufrido. El objetivo es que se haga justicia para las víctimas de estos crímenes y que los responsables sean llevados ante la justicia. Este es el trabajo que estoy haciendo y seguiré haciéndolo mientras tenga la fuerza y la determinación para hacerlo.
¿Cómo han sido las situaciones de acoso que ha sufrido?
Llegaron a mi casa funcionarios del Cicpc y de la Policía Nacional dos veces, de día y de noche. Después de la primera vez cuando fui por mi cuenta a la sede policial para averiguar de qué se trataba la situación me dijeron que no había nada contra mí ni para allanarme ni para llevarme detenida Pero luego en la noche vinieron los funcionarios otra vez, entraron a la casa y me entregaron una citación, les pregunté por qué me estaban citando y me dijeron que no sabían. Ahí yo me preguntaba por qué pasa esto, yo no estoy cometiendo ningún delito, solo busco la justicia para mi hijo y para todas las víctimas de ejecuciones extrajudiciales que me acompañan y que creemos fielmente que sí vamos a conseguir la justicia tarde o temprano.
A mi hija, que también forma parte de la organización, la han estado acosando por teléfono, recibe llamadas supuestamente de parte de las FAES y le dicen que recuerde que tiene una deuda. Eso ha ocurrido varias veces
¿Esas dos veces que llegaron a su casa allanaron o solo le entregaron la boleta de citación?
Entregaron la boleta pero se metieron dentro de la casa. Yo fui a la Fiscalía y allí me dijeron que sí fue una violación de domicilio y yo puse una denuncia por eso. En la mañana fue el Cicpc y en la noche fue la Policía Nacional. Yo agarré el teléfono rapidito y comencé a tomarles foto inmediatamente en lo que pasaron la segunda puerta, ellos se taparon la cara, pero igual tomé fotos, tenía que hacerlo porque estaban violando mi domicilio.
¿Cree que hay un caso en particular que haya detonado esta acción?, pues usted viene desarrollando su trabajo con Orfavideh desde hace tiempo
No he ni hemos hecho nada extraordinario hasta el momento. Lo único fue un material en el que estuvimos trabajando en la casa para utilizarlo el día de los derechos humanos en una misa por nuestros hijos, llegamos a la iglesia caminando y este homenaje también lo llevamos frente a la Fiscalía donde leímos un manifiesto. ¿Qué queremos? La justicia que le pertenece a nuestros hijos.
¿Cómo va el caso de su hijo en tribunales?
Estamos esperando la sentencia contra cinco funcionarios del Cicpc. El caso ha avanzado, a los funcionarios los reconoció mi hija que vio cuando mataron a su hermano, su esposa y también los reconocí yo ante la juez, ya ese proceso avanzó y estamos esperando sentencia por todo lo que hicieron, tanto la acción del crimen como los que actuaron con omisión. A veces también pienso que es por eso la persecución.
¿Qué reflexión tiene sobre esta situación que atraviesa por buscar justicia para su hijo y acompañar a otras madres que han perdido a sus hijos a manos de funcionarios del Estado?
Nosotros somos invisibles, por eso cuando ocurre algo lo hacemos visible para protegernos. Y pienso que puede que estos acosos provengan de los mismos funcionarios que mataron a nuestros hijos para que paremos el trabajo, porque nosotros como víctimas no buscamos meternos con el Estado, siempre dirigimos nuestras acciones a quienes mataron a nuestros hijos, que son funcionarios de cuerpos de seguridad.
¿Este año cuántos nuevos casos fueron registrados y acompañados por su organización?
Sumamos una gran cantidad de casos en Guárico y en los Valles del Tuy por unos operativos que hicieron en los que murieron muchos jóvenes y por eso los familiares nos contactaron y nos están esperando, pues no hemos podido ir, pero ya estamos planificando ir a documentar y hablar con estas familias. En Guárico tenemos varios compañeros que están monitoreando la zona.
¿En cuántas ciudades está presente la organización?
Caracas, Ciudad Bolívar, Los Valles del Tuy, Barlovento, Valencia, Barquisimeto e intentamos estar donde nos llamen cuando se presentan los operativos. Damos asesoría y acompañamiento para acelerar e impulsar los casos hasta que pasen a tribunales, que no falten los expedientes y formamos a las víctimas para que se empoderen de los casos y sepan cómo afrontarlos de manera que durante el proceso judicial no estén tan desinformados y desorientados; hemos logrado que a veces en la Fiscalía el fiscal le pregunte a las víctimas que dónde aprendieron todo eso.
¿Los acosos que están sufriendo usted y su hija la hacen repensar su trabajo en Orfavideh?
No, yo sigo adelante, no tengo miedo para nada. Es como con una meta obtener justicia, por algo la vida me puso esta labor, no estamos haciendo nada malo, por eso sigo adelante y mi familia también. Denunciar no es un delito, defender el caso de mi hijo tampoco lo es ni defender derechos humanos, son derechos consagrados en la Constitución y las leyes venezolanas.//