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Maiker Yriarte: Querer informar hace que venzamos la barrera del miedo

Maiker Yriarte: Querer informar hace que venzamos la barrera del miedo

11 horas detenido en el palacio de gobierno con su esposa y dos reporteros extranjeros sin saber cuál sería el desenlace. Una larga noche de señalamientos, intimidación e interrogatorios por el hecho de ser periodistas. Maiker Yriarte, quien reporta para TVVenezuela, Vivo Play y Unión Radio, fue uno de los 59 comunicadores víctimas de detención arbitraria en el primer trimestre de 2019  en Venezuela

Enero de 2019 fue para los venezolanos un inicio de año políticamente convulso y noticioso. La juramentación de la nueva directiva de la Asamblea Nacional y de Juan Guaidó como nuevo presidente encargado de Venezuela profundizó la crisis política en el país. Cada día que transcurría aumentaban las tensiones y se desencadenaban acontecimientos que tenían en vilo a toda la población. Fueron días sin descanso para los medios de comunicación, no solo los nacionales, sino para los internacionales que volcaron su atención en Venezuela.

Cubrir el hecho noticioso en el país ha implicado grandes riesgos en los últimos años, la fuerza pública y otros grupos obstaculizan el trabajo de los comunicadores. Durante ese primer mes del año periodistas y reporteros gráficos fueron detenidos, golpeados, heridos, deportados, robado su material e intimidados mientras realizaban sus labores en la calle. Sin embargo, sería lógico pensar que estos peligros desaparecen una vez que cesa la jornada de trabajo. Pero no fue así para Maiker Yriarte, reportero de TVVenezuela y Unión Radio, quien fue detenido la noche del 29 de enero, irónicamente, cuando había terminado la cobertura del día y acompañaba a un par de colegas chilenos que estaban en Caracas reportando para el canal TVN la crisis política de aquellos días. En esos momentos se encontraba también con su esposa, la periodista Ana Rodríguez, de VPI TV.

“A eso de las 9:00 de la noche pasábamos por Miraflores antes de ir a cenar y de pronto nos detienen, cuando se dan cuenta de que somos periodistas nos dicen que tienen que determinar tres premisas: quiénes somos, para qué medio trabajamos y cuál es la línea editorial de esos medios. Y en ese proceso nos dejaron 11 horas detenidos.  Ahí te das cuenta que hay una política de Estado que persigue la información y que coacciona la libertad de información y opinión.

“Estando detenidos, Ana trataba de darnos un poco de aliento a todos, ella y yo podíamos medianamente entender que íbamos a salir de esa situación, pero los periodistas chilenos, que se llaman Rodrigo Pérez y Gonzalo Barahona, no tenían certeza de nada y tenían mucho temor porque ellos vienen de un proceso dictatorial y piensan que lo que estamos viviendo en Venezuela es muy duro porque reviven lo que pasó en su país. Entonces teníamos que lidiar con nuestro miedo y tratar de apaciguar el miedo de ellos. No pudimos dormir ni comer, casi ni tomamos agua. Yo pedí ir al baño y uno de los guardias me dijo ‘si vas al baño no te lances por la ventana porque después nos culpan a nosotros’, fue un chiste de muy mal gusto por el antecedente de la muerte del concejal Fernando Albán. Todo fue muy difícil porque no sabes qué pensar, nos quitaron los teléfono y los metieron un sobre, no sabemos si los revisaron.

Nos hablaban fuerte, de manera violenta, decían que nosotros estábamos alterando la Constitución, que aquí reina la revolución que surge desde los militares, desde los cuarteles, y que eso nadie lo iba a tumbar. A las 8:00 de la mañana nos soltaron, y su actitud cambió por completo, nos hablaban de buena manera, eran amigables, decían que me habían visto varías veces en Miraflores cubriendo a Maduro. Nunca entendimos qué pasó, pero los periodistas chilenos fueron deportados.

“Cuando ellos llegaron a Chile nos contactamos por Skype y nos contaron algo que solo de recordar  se me eriza la piel, porque eso lo supimos luego de que terminó todo, a los dos días que salimos de Miraflores. Nos comentaron que en el medio del desespero Gonzalo pensó en lanzarse por la ventana. En ese momento entendemos la angustia que ellos tenían, eso pasó luego de que nos metieron en un cuarto para lo que ellos llaman unas ‘entrevistas’, pero que son interrogatorios. Rodrigo y Gonzalo estuvieron más de una hora encerrados en un interrogatorio, en ese momento nos separaron a Ana y a mí en un salón y a ellos en otro salón. A ellos les aplicaron más coacción, les mostraban las fotos de sus hijos, de su familia, que buscaban en Internet.

“Pasé un tiempo sin hablar en mi carro porque se quedó toda la noche ahí con ellos, capaz no le hicieron nada pero sabemos que vivimos es un sistema autoritario y pudieron haberle hecho algo para vigilarnos. Tampoco hablaba de política por teléfono, no cambié el aparato porque en Venezuela es muy difícil, y con el tiempo he ido superando todo, pero estuve un tiempo incluso sin andar en la calle por un tema de resguardo.

“Los meses siguientes a esto yo solo quería cubrir informaciones de bajo perfil, pero ya no, ahora siento mayor responsabilidad para informar, porque la crisis del país la vive mi familia, mis amigos y yo también. Es algo que está presente todo el tiempo, entonces tengo una responsabilidad mayor de que se sepa lo que la gente opina de la crisis. El hecho de querer informar hace que salgamos adelante y venzamos la barrera del miedo.

“Una vez estaba cubriendo una pauta en la avenida Francisco de Miranda donde está el Ministerio de Transporte y pasaron unos afectos al chavismo y me gritaron ‘¡fascista, mentiroso!’, estuve alerta pero ahora las cosas se han calmado y me siento con un poco más de libertad de estar en la calle haciendo mi trabajo.

Hace un tiempo también tuve otro problema con un comandante de la Guardia Nacional que me decía que yo no podía estar parado en una esquina para una cobertura, yo le decía ‘pero si hay libre tránsito, hay ciudadanos que están pasando por aquí, ¿por qué yo periodista no puedo?’ Él insistía en que yo  no podía.  Ahí es cuando uno piensa que ellos están vulnerando los derechos constitucionales, pero parece que aquí en Venezuela derechos no hay, o los derechos son de ellos.

“Aunque el canal para el cual trabajo no ha recibido ningún tipo de advertencia y mientras haya conexión a Internet se puede ver,  siento que es una amenaza el hecho de que salgamos todos los miércoles en el programa de Diosdado Cabello por Venezolana de Televisión, allí sacan videos de nosotros para burlarse o para tergiversar el hecho noticioso.

“Ser periodista en Venezuela es para valientes porque además de los riesgos nos enfrentamos a una realidad muy dura que tenemos que narrar, pero a la vez tenemos que vivir. Es muy difícil cuando una persona está dando un testimonio de que necesita un medicamento y narra sus dificultades para obtenerlo, uno la entiende porque algún familiar o amigo de uno también está sufriendo esa calamidad. Por eso, en mi caso, creo que ha sido de las cosas más duras, sobre todo en este momento cuando una crisis tan compleja.

“Las protestas son lo más difícil que he cubierto desde que llegué a Caracas en 2015.  Cuando vas a sectores populares y ves gente que está reclamando porque no tiene agua, no tienen servicio de electricidad, etcétera, que protestan por un derecho constitucional y en respuesta reciben bombas lacrimógenas, golpes por parte de las fuerzas de seguridad, eso sin duda deprime e indigna, sin contar con que en esas manifestaciones a los reporteros nos detienen, nos golpean. Hay colegas periodistas que incluso han sido víctimas de perdigonazos.

La mejor noticia que quisiera dar es que retornó la democracia al país, no que se fue alguien o llegó alguien, sino que retornó la democracia porque este es un sistema autoritario que viola los derechos de todos, políticos, periodistas, ciudadanos.

“Lo que quiero es que podamos vivir en un país democrático donde todo el mundo pueda decir lo que quiera, donde la prensa pueda hacer su trabajo libremente, que se acabe esa barrera de si son periodistas de oposición o periodistas del oficialismo, que haya periodismo de verdad,  tenemos que hacer nuestro trabajo de cuestionar a todos y estar del lado de la gente. Y si la gente ahorita está pidiendo un cambio nosotros tenemos que unirnos ese cambio porque también somos víctimas, porque se nos vulnera nuestro principal derecho, que es el de informar”.

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